La pesada
cabeza
que me
cuelga
se hace
hábito en mí
desde un
nervio cervical
en ebullición
constante.
Cómo no
mostrar
lo que es mío.
Cómo
esconder
ese bulto tan evidente.
Por qué
hacer circular
la información para que la
gente
absorba su provecho
y demás
interrogantes breves.
Tendré que
optar
por mis
recursos mezquinos. Tirar el dado
en una mesa
privada y
compartir el
juego con quien se atreva
a mover su
ficha apostando
lo que no
tiene.
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