29.9.13

Lágrimas de café

I

El café manufacturado,
el terciopelo de las tostadas,
el tango celestial,
la redundancia de un cielo blanco,
y un desayuno en soledad.



II

Detenido en la bruma de la taza
la cuchara lanza una onomatopeya
                                                clin!        clin!
deteriora el silencio
              los vidrios rotos de una dura digestión.


III

Conservo la taza
de la venganza


IV

El oro marrón es un sello
de café subordinando a las hojas



V

No intentes revolver tu lágrima
como si una cuchara
pudiera disolver tus problemas

No ordenes un problema
ni al café enciendas llamas

Ni al mozo le pidas lágrima
o a la mañana rendir cuentas

 
Izurieta



23.9.13

La retórica del pasto

I

Gambeteando a pedal
la maquina a veces traiciona
sobre el pasto quedan las marcas
el barro brota
se abren surcos de verdes
el arquero se adelanta
mira al horizonte
y arriba una pelota
adentro de un sombrero


II

Del centro mismo
lo inesperado
pequeños saltos aeróbicos
en zigzag
los jugadores en el área
intentan distraer
aunque poco saben
alguno quizá sospeche

lo inesperado
corre por cuenta
de la suerte de un golpe


III

El plano se inclina
hacia un lado
es una balanza positiva
con depósito en el fondo

un canguro que atesora el gol
hasta el fin de los tiempos
como un dato estadístico.


IV

¡La parábola de la tribuna!
sucumbe la retórica
del pasto seco.


Izurieta




17.9.13

Cerati y la literatura


Gustavo Adrían Cerati Clark, es el nombre propio de alguien que lleva la bandera emblemática de un rock con destino incierto. Desde el año 2010, el músico se encuentra internado tras un duro ACV luego de un show en Caracas.

Hace poco, salió un libro que lleva su nombre, Cerati en primera persona, (Ediciones B, 2013), escrito por una periodista, Maitena Aboitiz. Aunque todavía no pude leerlo, pero lo que sí leí es que el libro está compuesto por la descripciones del propio Gustavo, sobre cada momento de su vida y de su carrera. La autora recortó respuestas de muchas entrevistas que el cantante concedió y de sus apariciones en público. Es un estilo textual, crudo. Acaso el primer libro sobre él, en un momento oportuno, pues toda la expectativa recae en novedades sobre su salud y todos sabemos que cualquier genio cotiza más cuando está extinto.

Pero más allá de emparentar a Gustavo con este libro, quiero compartir unas cuantas consideraciones como seguidor de su música y estilo.


Soda Stereo

Cerati, empezó en los 80 con Soda Stereo, un nombre poco feliz para su conformidad pero que tuvo un éxito que ni él, ni sus compañeros- Zeta y Charly- se imaginaban. El trío fue la banda que atravesó las fronteras del país. Alguien alguna vez dijo que fundaron una forma de hacer rock en español. Estéticamente en sus comienzos la banda se parecía a The Cure, y sonaba como The Police pero en castellano.

En su primer disco homónimo en 1984, ya se podía entrever que algunas de sus letras tenían referencias literarias, por ejemplo en la canción “El tiempo es dinero” habla de Dorian Gray, personaje de la novela del famoso escritor irlandés Oscar Wilde, “El Retrato de Dorian Gray”. Cerati hace alusión a la obra, recrea al personaje en tono irónico. Las letras del álbum nos hablan de estética, de colores, espejos, pero en un verso nos advierte “Cuidado con Dorian Gray”. En el tiempo en que los medios de comunicación, el consumo y la carrera por verse bien era la novedad que crecía a pasos agigantados.

Por otro lado, dentro del circuito de músicos y artistas relacionados con Soda Stereo se encontraba Richard Coleman. Con quien Gustavo, paralelamente al éxito de Soda, entre 1985 y 1988 formó Fricción, allí Coleman ponía la voz, y Cerati se explayaba en guitarras y en la producción. Richard, el líder de Fricción, estaba influenciado por la poesía inglesa, con una estética gótica, poetas como William Blake o Dylan Thomas, con quien se dice que también el músico Robert Zimmerman cambió su nombre a Bob  Dylan por la admiración que tenia hacia el escritor.

En los 80 el rock nacional iba de la mano con la estética. Peinados nuevos, más producción en los shows y hasta maquillaje. Me recuerda al nacimiento del cine, cuando este toma recursos del lenguaje teatral. Las bandas sobre el escenario ya no eran mera música, ahora son estética, teatro, literatura, plástica, cine y televisión. Indudablemente algo ha cambiado.

Otras de las letras de Soda Stereo  que me llamó la atención fue Corazón Delator. Así se llama un cuento de Edgar Allan Poe. Esa canción resume la experiencia del personaje de la historia, en este caso Cerati se mimetiza en la obra de Poe para escribir, “Un dulce palpito, la clave intima, se va cayendo de mis labios”. Un interesante juego del músico, que luego pasó a tener una versión sinfónica ejecutada por una orquesta.

Cerati Solista

En su producción solita, Gustavo también lanzó un álbum a dúo con Daniel Melero. El trabajo se llamó Colores Santos. Melero siempre fue una gran contención artística para Cerati. Ambos se influían. Y la prueba clara está en el cover que Soda Stereo grabó en su primer disco “Trátame Suavemente” de Los Encargados, banda de Melero.

Daniel Melero tiene una concepción de arte que va más allá de la música y roza con la experimentación. Colores Santos fue un disco que no cerraba una idea con un simple escuchar, era un concepto. Cuando leí versos de García Lorca, encontré algunas coincidencias con algunas de las letras. En el poema Romance Sonámbulo repite varias veces “pero yo ya no soy yo” como también otro poema donde habla de “alborada”. Leyendo al poeta muchas palabras me transportaron a canciones de ese disco.

En trabajos posteriores como Amor Amarillo, Gustavo desarrolla su capacidad retórica. En la canción Verbo Carne, arroja oraciones como “Falló mi corazón y desde que partió su verbo vive en mi carne”. Y hay una metáfora que particularmente me gusta, de la canción Bocanada cuando dice “serpenteando la razón”. Una canción eternamente exquisita.

Luego, en sus demás discos Gustavo fue experimentado, cada nuevo álbum tenía una impronta estética y musical distinta. “Ahí Vamos” está cargado de rock con mucho trabajos en guitarras. El último disco, “Fuerza Natural” habla de una madurez musical y de una etapa de tranquilidad espiritual luego de consagrarse nuevamente con Soda Stereo en una gira mundial.

Muchas letras de Cerati pueden ser sencillas. Lejos de lo barroco de la poesía, apelan al mensaje directo pero irónico. Es otra manera de entender la música, con la cual particularmente me identifico. La música es un conjunto, la literatura también. Y una forma de escribir simple y sencilla es lo más difícil de alcanzar. El exceso de metáforas es un estilo, las letras cargadas de enigmas o con mensajes políticos, también responden a otra forma de entender la poesía.

Siempre defendí la premisa de que la poesía con la música son primas hermanas. Que es lo mismo que decir, la literatura con la música. Los músicos también leen. La música está repleta de literatura y viceversa. Es que el arte muchas veces no hace discriminación de géneros, ni de disciplinas. El arte está simplemente de cualquier forma escondida en cualquier lugar y espera que alguien se aventure en su búsqueda.

Izurieta


9.9.13

Caligrama


Espontáneo resumen de la semana

Abrir los párpados con trágicas noticias.
Cerrar los ojos con la suerte de estar vivo.
El diablo se esconde detrás de una roca.
No tiene sentido acorralar al amor.
El amor no es un ave de corral.
Espacios sin dialéctica es lo que sobra
El intercambio de todo lo que no sea fluidos
Para qué engañarse, ninguna de estas fieras me ha entendido nunca
¿Acaso alguno de ustedes va a morir con su amor al lado?
Volvamos a la etapa de no perder el tiempo
Lo que otros dicen no es verdad
Las leyes son el tejido que sostiene una trampa
La trampa esta hecha antes que la ley
A ver si vamos tendiendo los puentes
La comunicación sin feedback es el ocaso
Me sucumbo a la opulencia de materia gris
Los caligramas no han sido hechos para entenderse
A la contradicción le acariciamos el lomo
El bicho de la información zumba nuestro oído
No esperemos nada porque no hay nada mejor que no esperar
A veces se trata de administrar nuestra suerte
La música con la poesía son primas hermanas
El pasado es el presente perfecto
La palabra guerra no figura en nuestro padrón
Saquémosle chispas a los pocos versos dignos
Crear para creer
Tenderme en una soga para escurrirme bajo tus soles
Somos agua
Del agua venimos y al agua vamos
Acuario me rebalsa la jarra


Izurieta

Estimado vecino:

Estimado vecino:
Le escribo sencillamente porque no me queda otra alternativa. Le escribo con dificultad. He intentado por otros medios y no hubo caso. Tampoco respuesta favorable.
Cierto día, mi suerte se ha transformado en digna de un gato negro, sobre todo en el intento de cruzar la tapia que nos divide, para no molestarlo. Pero su pequeño cachorro es tan bravo, tan apellido suyo, que no me atrevo a treparla más. Pido perdón por mi atrevimiento. No fue mi intención hacer enojar a su perro.
Quiero que sepa que fueron muchos los intentos. Desde un lógico tocar el timbre en diferentes momentos del día, como también de la noche en horarios prudentes. Pero ha sido inútil.  Mis dedos se hicieron callar en la vereda de su casa, tampoco pueden aplaudir demasiado. Su perro siempre ladra y nadie contesta a la puerta.
Entiendo, señor Bravo, que vive solo con el animal. En el barrio poco se lo conoce. Pocos han tenido el placer de intercambiar con usted unas palabras. He preguntado por alternativas, y nadie supo darme una solución. Es por eso que le envío esta carta. Una pelota mía cayó en su patio. Una pelota que es muy importante para mí y su perro al parecer no lo entiende. Tampoco le resulto amistoso, a pesar de que nunca lo he provocado. Cosas de perros.
Tengo la seguridad de que usted, señor Bravo, es un hombre de bien. A lo mejor quien dice también aficionado al futbol. Me pregunto de qué equipo será. Tal vez coincidamos en el color de camiseta y en el mejor de los casos, sigamos al mismo club.
Finalmente, le ruego señor Bravo, que en algún momento de su día, si no es mucha molestia, pueda lanzar la pelota hacia mi patio. Con la promesa de que no voy a entrometerme de nuevo en su terreno, ni enviarle otra carta escrita con tanta dificultad para mí como esta. Y espero que su lindo perro no vuelva a morderme la mano con la que escribo.
Atte. Su vecino



Izurieta

La casa del cerdito


Nunca nadie se había percatado. La casa de uno de los cerditos era indestructible. Y en el momento de soplar se daban con la sorpresa. Así, durante la historia, fueron muriendo cerdo tras cerdo, devorados por quien se atrevía a ponerle conflicto a la vida cotidiana de los animales. A esos cerditos con casas poco precavidas, más desprotegidas y menos resguardadas.

Es así que los hechos se fueron repitiendo con el paso de los años. Tal vez hubiese sido una metáfora de lo que puede pasar en la realidad, mueren los menos inteligentes. Porque tanto el primer como el segundo cerdito construían sus casas de paja, de barro, adobe, madera, ramas. En cambio, había siempre un tercero que se salvaba de la muerte porque su hogar estaba formado por materiales mucho más resistentes al soplido. La fortuna lo perseguía, o en el mejor de los casos el animalito era quien se aventuraba en su búsqueda.

Los cuentos de la abuela solían ser trágicos, porque en su mayoría, los simpáticos personajes terminaban calcinados en una olla hirviendo, o formando parte de la cena de los amigos del mal. Casi todos los finales eran tristes. No había cerdito que no haya sido presa fácil del lobo.

Mi aversión por los lobos entonces viene de ahí, de los cuentos de la abuela. De los fascículos coleccionables que tiempo después me facilitaron distintas versiones de una misma historia, pero al fin, todas coincidían. Dos cerditos morían y uno quedaba vivo.

Ahora de grande, con la inocencia un tanto quebrantada, pero con mi juicio todavía reluciente, tengo la suerte de conversar con mi abuela. Mucho más avejentada, con menos historias retenidas en su cabeza. Le he preguntado por qué la casa del tercer chanchito era indestructible, y solo me contestó que estaba construida de libros.

Izurieta