Tan urgente
Tan única
De usura exuberancia
entre bambalinas.
¡Por Dios cada vez más
más alta su cintura,
mi corazón encabritado;
las miradas baldías!.
Umbrosa de nuestras almas,
del rumor persuasivo
de las horas, del rubor.
Con la baba amontonada
y la soga al cuello
Colgado la cabeza
el cerebro, las neuronas
Me ata de manos
de pies
y la conciencia
con toda mi sangre
ultrarroja
se me desangra
la cabeza.
Y ululo ferviente
como lobo hombre
feroz, medio salvaje
Ya domestico
bajo su orden
Colmillo apacible
Lobo con cuidado
con los ojos entreabiertos
Las orejas agachadas
de rodillas sin lamentos
El dulce sabor
de su voz aguda
de manjar inadvertida
Domadora implacable
de mi amor ultraviolento.
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